
No estoy rota, aún, tal vez, pueda ser feliz, si todo esto se termina, algún día.
Una gota herida de sangre que punza titila incandecente deslizandose por mi piel de porcelana desmerecida. El corazón se me agita, suspira, late nuevamente. Y aquellas palabras se trensforman en marcas, razguños, hematomas en la conciencia colectiva de esta casa que pide a gritos un cambio de aire.
Mi cama se empercude, la noche tiñe mis sabanas escarlata de un negro que duele. Las frazadas me asfixian, a veces creo que no puedo respirar más. Luego suspiro, finalmente, duermo.
¿Duermo? Ya no quiero dormir.
El cielo se dezploma sobre mi Buenos Aires, llenandonos de una niebla contaminada que empapa los aires con un toque de tristeza.
Abajo, la tierra ruge, caliente, tanto que algunas veces creo que me quema los piés.
Quisiera pensar, que al menos alguien escucha mis palabras, mis voces internas, angeles y demonios rompiendose a golpes por un poco de atención.
Es sólo otra noche más, donde nadie escucha, nadie dice nada y todos hablan, nadie duerme ya.
Son sólo heridas, no te preocupes más, mi amor, tal vez mañana cicatricen, y el recuerdo no venga a atormentarnos, para que no se desangren en heridas, como hoy, como ayer, como nunca.
____ ___ __ _ Tonta Mariposa.-
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